Mitos sociales sobre el jardín y la escuela VS La realidad

Durante generaciones se transmitieron historias de padres a hijos sobre el jardín de infantes, la primaria y la secundaria, historias que nuestros padres nos contaron a nosotros, sus padres a ellos y así sucesivamente durante generaciones.
La mayoría por experiencia propia comprobó que la mayoría de esas cosas que se acostumbran decir sobre el jardín de infantes, la primaria y la secundaria resultan ser mentira.

Además de ser muy diferente la experiencia del relato que generalmente cuentan los padres al respecto.

Hoy vamos a desmentir esos famosos mitos comparándolos con lo que en realidad suele suceder en esas etapas de escolarización convencional.

Mitos sociales sobre el jardín y la escuela VS La realidad

Vamos a mencionar los mitos mas populares que se suelen decir en estas situaciones …

Ejemplo:

Mamá y papá llevan a su hijo al jardín de infantes por primera vez, el hijo llora y hace berrinches para evitar que sus padres lo obliguen a entrar, lo primero que mamá y papá dicen es:

«El jardín es hermoso te va a encantar»

Por mucho que les gustaría a los padres que esto suceda, así como se lo cuentan al niño esto en la mayoría de los casos resulta ser falso.

El niño al ingresar por primera vez a la institución escolar, se suele encontrar con un escenario totalmente distinto al que le contaron mamá y papá.

La primera situación con la que tendrá que lidiar es una brusca separación de su mamá y su papá, las personas que lo conocen, le aportan seguridad y protección. El niño se separa también de un ambiente de protección y seguridad conocido, para ser insertado de manera brusca y hostil en un ambiente lleno de personas desconocidas.

Esto ya genera en el niño sentimientos de miedo, incertidumbre, frustración, sensación de abandono, desprotección y hasta ira.

El niño en este ambiente está expuesto en una situación donde paso de ser el centro de atención e importancia de sus papas, a ser parte del montón con un montón de niños de su misma edad en igual situación que él.

«vas a hacer muchos amiguitos».

Agrupar en un salón a un grupo de niños de la misma edad no es garantía de que se conviertan en amigos entre si, la mayoría de las veces los niños con mucha suerte suelen formar amistad con 1 o 2 niños de 20 o 40 que suele haber en un salón de clases.

A veces incluso ni eso, siendo todos los demás niños un montón de extraños que están obligados a convivir entre si, por parte de los adultos y del espacio físico que es el aula que los amontona a todos juntos.

Muchos niños al contrario de hacer muchos amigos permanecen solos con el posible rechazo de sus compañeros incluso  son objetivo de bromas pesadas.

«Estas viviendo una etapa hermosa»

Esta es una fantasía transmitida por generaciones de padres a hijos, pero lo que en realidad sucede es muy diferente…

Para la mayoría de niños y niñas el jardín de infantes, la primaria y la secundaria muy al contrario de ser una experiencia hermosa, resulta ser una experiencia hostil.

 En ese ambiente de escolarización convencional, tanto  en el jardín como la primaria y secundaria el niño está expuesto todo el tiempo a situaciones, como el bullyng, de sus propios compañeros, donde se juntan en grupos selectos separando y excluyendo a los otros.

Abuso de autoridad por parte de los adultos a cargo que estigmatizan, no tienen ningún vínculo directo con ningún niño en particular, y deben ocuparse de cuidar a grupos de entre 20 y 40 niños. A la docente a cargo se le super dificulta dedicar cantidades de tiempo significativas, a atender a cada uno en particular y sus necesidades en grupos grandes.

Otro problema es la falta de preparación de las docentes y esas instituciones, para abordar situaciones en las cuales, hay que enseñar contenido a niños con:

Disgrafía, Dislexia, autismo, síndrome de down o incluso niños que están por encima del nivel académico e intelectual del curso asignado a su su edad. Generando en ellos múltiples diagnósticos equivocados y etiquetas por parte de los docentes a cargo, que no conocen los métodos adecuados de enseñanza personalizada, que hay que implementar en estos casos.

Por ese motivo lo más probable que suceda es que la propia docente excluya al niño, lo estigmatice y juzgue si muestra diferencia de carácter, o habilidades en comparación a los otros de su curso.

«Vas a aprender muchas cosas lindas»

La escuela es un lugar en el que aprender es una obligación, donde obligan a los niños a hacer tareas y actividades de una sola manera que es considerada la correcta.

Si no se entiende una asignatura lo suficiente, si cuesta o si esos métodos no funcionan con un niño en particular, vienen los castigos, las malas notas y las reprimendas de parte de los docentes, usando incluso como recurso la amenaza con repetir de año, si el niño no se pone a la altura del resto de sus compañeros.

Convirtiéndose así la escuela en un lugar donde aprender es tedioso, aburrido, complicado y si se aprende, es por miedo a reprobar o para evitar una reprimenda, de los docentes o peor aún de los padres, no por el gusto de aprender.

La mayoría del tiempo que se transcurre en las aulas los niños son obligados a permanecer quietos escuchando a un adulto y limitando su actividad en espacios abiertos, otro gran impedimento en su optimo desarrollo.

Las pocas actividades motrices que se llegan a hacer en ese tiempo, como dibujo, pintura y juegos con plastilina, nunca llegan a profundizarse lo suficiente, como para generar estímulos suficientes para desarrollar óptimamente las capacidades motrices y cognitivas de los niños.

Por lo cual es habitual que lleguen al primer grado, sin saber sostener un lápiz correctamente, lo que lleva a los niños a ser criticados y retados por su maestra de 1 grado, siendo tratados como si tuvieran un problema.

Sobre todo, porque es el periodo, donde de manera brusca y hostil se les deja de permitir hacer lo que hacían en el jardín de infantes.

Como jugar con ciertos objetos, para que les exijan estar a la altura de desafíos: Como leer escribir sumar y restar, desafíos para los que nadie los preparo previamente en el jardín, por lo que tendrán que aprenderlo rápido y no tan cómodamente.

«En el jardín las maestras van a educar bien a mi hijo»

Con el transcurso de los años y generaciones tanto los jardines de infantes como la primaria y secundaria, se convirtieron en un deposito de niños, que los padres dejan ahí mientras se van a trabajar o a hacer cualquier cosa.

Los dejan ahí dentro durante horas, llegando a creer muchos padres incluso que los responsables de criar y educar a sus hijos, son las maestras.

Ellos como padres están en otro lado sin estar presentes en la educación de sus hijos, muy cómodos con la idea de que a sus hijos los eduque alguien más, y se les aliviane el trabajo, dejándoles tiempo libre a ellos como adultos para hacer lo que quieran.

 Mientras otra persona siembra ideologías, costumbres y conceptos que los padres ignoran por completo, siendo algunas de esas ideologías y conceptos muy malos para el niño.

«El jardín y la escuela son como la segunda casa de mi hijo»

La escuela y el jardín no tienen porque ser la segunda casa del niño, no es para que pasen la mayoría del tiempo ahí dentro, mientras los padres hacen cualquier otra cosa.

Tampoco recibirán en la escuela el cuidado y la atención personalizada que debe recibir cada niño de sus padres y de su familia. En la escuela, el niño es uno del montón, uno de tantos que asisten cada día a la institución.

«Los padres no pueden enseñarles a los hijos tan bien como las maestras en el jardín o la escuela»

Otra fantasía que se les hizo creer a los padres durante generaciones, es que los padres no tenemos las herramientas, el tiempo, y las capacidades para educar adecuadamente a nuestros hijos.

Así los padres decidieron derivar la importantísima responsabilidad de educar a sus hijos, a una docente que ni siquiera los conoce, ni puede dedicar tiempo a atender sus necesidades particulares, ya que también le encomiendan a 19 o 39 niños más para ocuparse cada día.

En realidad, los padres son los únicos responsables de educar y criar responsablemente a sus hijos.

Son ellos los que tienen que proveer a los hijos, las herramientas para tener una vida feliz, no la escuela, ni los maestros.

Son los padres los que tienen que tener momentos de calidad con sus hijos, los docentes y la escuela nunca le van a dar al niño, el amor de una madre ni de un padre. Tampoco la contención y atención que en realidad necesitan los hijos.

«Trabajo todo el día no tengo tiempo para enseñarle a mis hijos como lo hacen las maestras en la escuela»

 Esto es totalmente Falso, no se necesita mucho tiempo para enseñar a los hijos, tampoco hay que reproducir los métodos ni la cantidad de horas que se usan en esas instituciones.

El tiempo a dedicar puede ser de 15 minutos, una hora, lo que cada uno pueda dedicar por día pero si tiene que haber constancia compromiso y amor de los padres al hacerlo.

Si se le enseña algo durante 15 minutos  en el día, esos 15 minutos tienen que estar todos los días. Se pueden enseñar infinidad de cosas de muchas maneras.

Lo que si tiene que haber es momentos entre padres e hijos juntos, jugando un juego , cocinando juntos, ordenando la casa juntos, saliendo a hacer compras, corriendo en una playa o un bosque verde.

Con esas experiencias de padres e hijos juntos el aprendizaje esta garantizado todo el tiempo. Los niños pueden aprender  sobre cualquier cosa en cualquier momento y en cualquier lugar, solo hay que poner atención, compromiso y amor.

«Mi hijo no quiere ir a la escuela llora y hace berrinches» «No importa, ya se le va a pasar, es cosa de chicos»

«Es cosa de chicos» es la frase mas popular para mirar para otro lado, no fijarse en las necesidades de los hijos y no actuar ante la situación.

Como padres debemos aprender a dejar de lado esos cuentos de fantasía que nos contaron a nosotros, que nuestros abuelos les contaron a nuestros padres, y como sucedió durante generaciones debemos prestar atención y escuchar a nuestros hijos y sus necesidades.

Si un niño llora y dice que no quiere ir mas a la escuela, hay que saber correrse de esas fantasías que nos contaron, para entender que si no quiere ir mas a la escuela es porque lo está pasando mal ahí, no es porque si, no es un capricho y como padres debemos escucharlos y responsabilizarnos de lo que nuestros hijos necesitan.

Tomando las mejores decisiones para el bienestar de nuestros hijos, sin importar si hay otros niños que disfrutan ir a la escuela. Debemos tomar las mejores decisiones para el bienestar de nuestros hijos.

En ese tipo de situación los padres tendrán que considerar nuevas formas de educación, y nuevos métodos que funciones para ese hijo y para esa familia en particular.

La situación puede solucionarse con un simple cambio de entorno, como un cambio de escuela…

Pero si esto no funciona y el niño aún no quiere ir a la escuela, puede estar necesitando que lo desescolaricen y lo eduquen en el hogar.

Si este el caso debemos escucharlo, siempre debemos centrarnos en lo que es mejor para nuestros hijos, sin importar lo que hagan los otros, ni como lo hagan los otros, la felicidad y bienestar de nuestros hijos es lo más importante.

¿Te animas a confiar en las capacidades, la intuición y en las verdades internas de tus hijos?

¿Te animas a reconectar con las tuyas?

¿Te animas a responsabilizarte de la educación de tus hijos?

Ingresa a mi pagina principal:

 capacitación para educar en casa

90 / 100

¿Te gustó este artículo?

Últimos Artículos

Suscríbete y recibe las novedades en tu email

Pin It on Pinterest

Share This
Scroll al inicio
Ir arriba