Desescolarizaron mental, Primeros pasos para la educación en el hogar

Muchos quieren comenzar con la educación en casa, pero al principio no saben por dónde empezar.
Una de las primeras cosas que se tiene que tener en cuenta para empezar en el camino de la educación en el hogar es la Desescolarizaron mental.

¿Qué es la Desescolarizaron mental?


El periodo que necesitamos para cambiar el chip de lo que pensamos que es aprender, la idea que tenemos sobre cómo aprenden los niños, un periodo para vaciarnos de expectativas y llenarnos de conexión con nuestros hijos. Pero la desescolarización mental no es solo para las mamás también los niños necesitan pasar por este periodo, sobre todo si estuvieron escolarizados antes.

Se dice que los niños necesitan un mes por año que fueron escolarizados para desintoxicarse, este es un periodo en el que puede parecer que no hacemos nada, pero en realidad estamos haciendo mucho, encontrar nuestro ritmo familiar, encontrar lo que va a ser nuestro nuevo espacio, confiar en nuestro instinto, nuestras capacidades y la de nuestros hijos acercarnos y conocernos más, hablar mucho y cuidarnos.

¿Alguna vez te has preguntado que es aprender?

Si observamos a un ser humano desde el momento de su nacimiento y a lo largo de su crecimiento podremos darnos cuenta que está aprendiendo e incorporando nuevas habilidades y aprendizajes todo el tiempo, que son acordes a su propio desarrollo fisiológico, lo hace por su necesidad de adaptación y por su instinto de crecimiento, así aprende a gatear, aprende a caminar, aprende hablar, hasta aquí la mayoría confiamos en que estos procesos sucederán naturalmente en algún momento.

Sin embargo y por una creencia inyectada durante nuestro proceso de escolarización y que actualmente permanece en el inconsciente colectivo social, cuando un niño alcanza cierta edad (entre los 3 y 7 años) pensamos que debemos comenzar a enseñarle, creemos que es un recipiente vació al que hay que llenar, perdiendo la confianza en su manera natural de aprender, que en esas primeras edades es JUGANDO, un niño a esas edades necesita pasar todo por el cuerpo, necesita hablar y moverse.

¿Alguna vez te has preguntado porque tenemos asociado el aprendizaje solo al sistema de pensamiento lógico y a lo que conocemos como escuela?

De niños somos forzados en la adaptación escolar por eso luego no nos preguntamos si fue natural la manera que la escolarización nos quiso enseñar ni tampoco nos preguntamos si nos interesaba realmente el camino estrecho por el que nos condujo.


La escuela, como fue pensada en la era de la Revolución Industrial solo tuvo en cuenta el desarrollo intelectual (académico) del ser humano, sin embargo, el abanico de inquietudes e intereses de un ser humano es mucho mayor a esta acotada necesidad de las industrias.

Este modelo se reproduce hasta la actualidad y los contenidos curriculares y las carreras son creadas para responder a las necesidades del sistema productivo, convirtiéndose la escuela en el primer lugar donde inconscientemente nos subimos a este sistema y hacemos un contrato de letras chicas, acordando que abandonaremos nuestros propios intereses y nuestra creatividad para responder a las del sistema.

Esta sistematización de nuestra manera de pensar la vida nos condiciona muchísimo, a pesar de haber sacado a nuestros hijos de la escuela, muchos padres continúan proyectando dentro de sus hogares esa colonización mental intentando reproducir en su casa lo que se haría en una escuela, sobre todo para ellos no sentirse inútiles como padres por no elegir la escuela como forma de educación a sus hijos o mucho peor, por los miedos y prejuicios de las personas de su entorno, que no creen que alguien puede tener una buena vida o aprendizaje eligiendo una educación por fuera de las escuelas.
Para la mayoría de los seres humanos, el derecho a aprender se ve restringido por la obligación de asistir a la escuela y la mayoría de la población confunde los conceptos como el del derecho a aprender con obligar a escolarizar, cuando son dos conceptos totalmente diferentes.

Necesitamos limpiar ese viejo programa mental para lograr acompañar de manera natural y genuina el aprendizaje de nuestros hijos.

Desescolarización Mental Proceso clave para acompañar de manera natural

¿Qué hacemos sino vivimos como la mayoría lo hacen?

¿Y qué pasará si mi hijo quiere o me pide ir a la escuela?

¿Y qué sucede si nunca va a la escuela y luego quiere ir a la universidad?

Desescolarizar da mucho miedo porque organizamos nuestras vidas pensando en el futuro, y mandar a la escuela a los hijos nos da cierta tranquilidad, aunque sea de manera temporal e ilusoria sobre ese temido futuro.

En estos últimos 20 años y gracias a la aparición de las tecnologías y nuevos paradigmas el mundo está en un constante cambio, y el futuro que puede ser mañana mismo es bastante imprevisible.

Desescolarizaron mental nueva educación feliz

¿Cómo podremos realmente saber cuál es el futuro para el que debemos preparar a nuestros hijos en un mundo tan cambiante como el que vivimos actualmente?

El verdadero desafío entonces es confiar en su capacidad y ansias de aprendizaje, un niño conectado consigo mismo y con sus necesidades físicas y emocionales satisfechas, será un niño con mucha sed de aprendizaje.

El presente importa y mucho, si un niño se siente capaz en cada momento de su vida, será esa misma seguridad la que lo conducirá a crear sus propios caminos.
Por eso es momento de ¡confiar en los niños!, de acompañar sus inquietudes y sus deseos, de no apagar su creatividad, y de respetar sus tiempos para permanecer intacta su propia seguridad que será una de las mejores herramientas que les podemos asegurar a la hora de enfrentar nuevos desafíos.

«No siempre un título nos asegurará un trabajo y no siempre ese trabajo nos asegurará nuestro propio desarrollo y bienestar, sin embargo, la confianza en nuestras propias capacidades y habilidades nos permitirá crear todo aquello que necesitemos genuinamente para nuestro verdadero bienestar».


Desescolarizar es abandonar un viejo esquema mental basado en el MIEDO AL FUTURO, esquema mental que para un niño resulta muy confuso, en su propio diseño la confianza es la base de todo su desarrollo.


«Nuestros hijos viven en un mundo que es como una olla a presión, en la que la presión aumenta y aumenta, porque les decimos, tienes que escuchar, tienes que estar atento, sino sacas malas notas y sin ellas no podrás ir a la universidad, y si no vas a la universidad no tendrás títulos y si no tienes título no tendrás un buen trabajo, y si no tienes un buen trabajo no tendrás dinero, y si no tienes dinero, no tendrás casa, ni coche, ni mujer, ni hijos ni marido. Es esa la olla a presión en la que viven nuestros hijos, la olla a presión con la tapa cerrada, y bajo esa olla arde el fuego de las expectativas de toda una sociedad».


Lo más importante de la desescolarización mental es: No recrear lo que se haría en la escuela en casa, hacer que el aprendizaje sea transversal, encontrar ritmo familiar, aprender a conocerse padres e hijos, confiar en nosotros y en nuestros hijos, flexibilizar las expectativas o mejor aún dejarlas totalmente de lado, crear lecciones en tiempos cortos, cuidar las emociones entre si.
Este es el mayor desafío y es un proceso que inicia cuando empezamos a pensar en la idea de no mandar a nuestros hijos a la escuela.

Dejar de pensar la vida en términos de escuela es descolonizar nuestras mentes conquistadas por nuestra propia escolarización.

Esta colonización mental nos ha quitado nuestra propia creatividad, nuestra curiosidad y la confianza en nosotros mismos.
Esta colonización mental nos ha desconectado de quienes verdaderamente somos, de nuestra individualidad y de nuestros verdaderos intereses, nos ha provocado pensar de manera productiva, nos ha quitado la posibilidad de vernos como individuos para subirnos a ser parte de un proceso productivo que de alguna manera nos vuelve funcional a un sistema, provocando que sintamos la necesidad de responder a sus intereses, abortando nuestra propia originalidad.

¿Alguna vez te has preguntado si te sientes a gusto con la vida que tienes?

¿La vida que llevas responde a decisiones que tomas en base a tus miedos o a tus sueños?

¿Tu vida respondes a tus propias expectativas o a las de la sociedad en la que vives?

No todos los padres tomaran la decisión de desescolarizar, o por lo menos no en este momento, pero por lo menos si podamos tener la grandeza de darle voz a nuestros hijos, preguntándoles cómo es su vivencia real en las escuelas, seguramente nos sorprenda lo que tengan para decirnos, pero vale la pena escucharlos sin juicios, porque tal vez también nos sirva a nosotros mismos para recordar y atravesar nuestras propias vivencias escolares desde una mirada más genuina, cuando nos hayamos animado a hacer ese recorrido seguramente podremos descomprimir esa gran olla a presión bajo la que todos vivimos gracias a haber inyectados con un miedo al futuro que no es real y que todos sostenemos bajo nuestros discursos engañosos que además permanecen en el inconsciente colectivo social.


Gracias a acompañar a nuestros hijos en este desafiante y maravilloso desafío de aprender viviendo, es como poco a poco vamos recuperando nuestra propia CREATIVIDAD DORMIDA y vamos construyendo la vida que realmente soñamos.

Este es tal vez un precioso regalo que nos da esta forma de vivir, y es poder reconectar con toda esa parte de nosotros mismos que tuvimos que anestesiar para adaptarnos al sistema.

¿Te animas a confiar en las capacidades, la intuición y en las verdades internas de tus hijos?

¿Te animas a reconectar con las tuyas?

¿Te animas a responsabilizarte de tu manera de ver, pensar y vivir la vida?

¿Te animas a vivir la vida que siempre soñaste?

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